ORIGEN DE LA FIESTA
Esta costumbre tiene su origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación de nuestro Señor y la presentación del Niño Dios al Templo.
En tiempo de Jesús, la ley prescribía
en el Levítico, que toda mujer debía presentarse en el templo, para
purificarse pasados cuarenta días desde que hubiese dado a luz. Si el
nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días, y la madre
debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más,
purificándose a través del recogimiento y la oración.
Cuando se cumplía la fecha, acudía en
compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una ofrenda:
un cordero o una paloma o tórtola. Con respecto al niño recién nacido,
todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los
primogénitos de Egipto que había salvado Dios.
PRESENTACIÓN DE JESÚS AL TEMPLO
José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Por mandato de la Escritura, al presentar un niño en el templo había que llevar un cordero y una paloma, y ofrecerlos en sacrificio al Señor.
José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Por mandato de la Escritura, al presentar un niño en el templo había que llevar un cordero y una paloma, y ofrecerlos en sacrificio al Señor.
El cordero y la paloma son dos
animalitos inofensivos e inocentes, y su sangre se ofrecía por los
pecados, de los que sí somos ofensivos, y no somos inocentes.
Jesús no necesitaba ofrecer este
sacrificio, pero quiso que se ofreciera, porque Él, venía a obedecer
humildemente a las Santas Leyes del Señor, y a ser semejante en todo a
nosotros, menos en el pecado.
La Ley decía que si los papás eran muy
pobres, podían reemplazar el cordero por unas palomas. Como María y
José, eran pobres, llevaron dos palomas blancas en sacrificio, en el día
de la Presentación del Niño Jesús. En la puerta del templo estaba un
sacerdote, el cual recibía a los padres y al niño, y hacía la oración de
presentación del pequeño infante al Señor.
En
aquel momento hizo su aparición un personaje muy especial. Su nombre
era Simeón. Era un hombre inspirado en el Espíritu Santo. El Espíritu
Santo, había prometido a Simeón que no se moriría sin ver al Salvador
del mundo, y ahora al llegar esta pareja de jóvenes esposos con su
hijito al templo, el Espíritu Santo le hizo saber al profeta, que aquel
pequeño niño era el Salvador y Redentor.
Simeón emocionado pidió a la Santísima
Virgen que le dejara tomar por unos momentos al Niño Jesús en sus brazos
y levantándolo hacia el cielo proclamó en voz alta dos noticias: una
buena y otra triste.
La noticia buena de Simeón
Este Niño, será el iluminador de todas
las naciones y muchísimos se irán en favor de Él, como en una batalla
los soldados fieles en favor de su bandera. Y esto se ha cumplido muy
bien. Jesús ha sido el iluminador de todas las naciones del mundo. Una
sola frase de Jesús trae más sabiduría que todas las enseñanzas de los
filósofos. Una sola enseñanza de Jesús ayuda más para ser santo que
todos los consejos de los psicólogos.
La noticia triste de Simeón
Muchos rechazarán a Jesús, y por causa
de ello, la Virgen Santísima tendrá que sufrir de tal manera, como si
una espada afilada le atravesara el corazón. Ya pronto comenzarán estos
sufrimientos, con la huída a Egipto. Después vendrá el sufrimiento de
Jesús en el Calvario, y la Virgen padecerá el atroz martirio de ver
morir a su hijo, asesinado ante sus propios ojos, sin poder ayudarlo ni
lograr calmar sus crueles dolores.
FIESTA DE LA CANDELARIA
El día 2 de febrero de cada año, se recuerda esta presentación del Niño Jesús al Templo.
También ese día, se recuerdan las
palabras de Simeón, llevando candelas (velas hechas de parafina pura), a
bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como la luz del mundo, y nos
recuerdan que también los cristianos estamos llamados a ser la luz del
mundo.
La fiesta de la Candelaria es una
fiesta que podemos aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia
de María y para agradecer a Jesús que haya venido a iluminar nuestros
corazones en el camino a nuestra salvación eterna.
JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA
Desde el año 1997, en la Iglesia católica se celebra también el día 2 de febrero, la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
Esta Jornada tiene como objetivo ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor.