sábado, 3 de noviembre de 2012

EL DIA DE TODOS LOS SANTOS Y EL DIA DE DIFUNTOS


DIA DE LOS SANTOS


El Día de Todos los Santos es una fiesta religiosa que se celebra en muchos países de fe cristiana.

Está instituída en honor a los Santos,  conocidos y desconocidos, según Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.


En los países de tradición católica, se celebra el 1 de Noviembre. Fue el Papa Gregorio IV quien ordenó en el año 835, que el mundo cristiano honre a todos los santos de cielo en esta fecha.

Se cree que Gregorio IV eligió el 1 de noviembre porque coincidía con una de las cuatro grandes fiestas de los pueblos germanos, y la política de la Iglesia en esos años era reemplazar y eleminar todos los ritos paganos.


 La Iglesia llama "Santos" a aquellas personas que se han dedicado su vida a seguir el ejemplo de Jesucristo y han sido "canonizados", o sea declarados oficialmente santos por el Sumo Pontífice.


 San Antonio, Santa Lucía, San Marcos, San Juan, Santa Ana, San Sebastián, San Judas, son ejemplos.





Según los creyentes por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico.



Fiesta de Todos los Santos






EL DIA DE DIFUNTOS

La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos, es una celebración cristiana que tiene lugar el día 2 de Noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena.


La tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones por ellos.

Cuando una persona muere ya no es capaz de hacer nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto alcance la salvación.

Con las buenas obras y la oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios. A estas oraciones se les llama sufragios. El mejor sufragio es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.

En la Iglesia Católica, para esta celebración se recita el Oficio de Difuntos y las Misas son de Réquiem, excepto cuando el 2 de noviembre cae en domingo, pues no se puede celebrar misa de exequias o de difuntos en domingo.


La tradición es asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo. Está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó pasará a una mejor vida, etc., sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.

El cementerio, en estos dos primeros días del mes de noviembre, se convierten en una inmensa plaza pública donde asoman las más inusitadas manifestaciones y los más extraños encuentros entre vivos y difuntos.