lunes, 20 de noviembre de 2017

VIRGEN DE LA MILAGROSA


FIESTA EN HONOR A
 LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
EN  LA PARROQUIA DE SANTIAGO APÓSTOL 
DE SEVILLA LA NUEVA
 





La tarde del 27 de Noviembre de 1830, a las 5 y media de la tarde y siendo sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla de la congregación religiosa de las Hijas de la Caridad, estaba Sor Catalina Labouré haciendo su meditación, cuando se le apareció la Virgen Santísima. La Virgen estaba vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies.


Sus pies posaban sobre un globo blanco del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas hasta la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro coronado por una crucecita.

La Virgen tenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo.

A veces miraba al cielo y, a veces a la tierra. De repente, sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas las direcciones, llenándola de tal claridad que era casi imposible mirarla.


Tenía 3 anillos en cada dedo, el más grueso junto a la mano uno de tamaño mediano en el medio y uno más pequeño en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos, salían los rayos que se alargaban hacia abajo, llenando toda la parte baja.


Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y le habló a su corazón:

"Este globlo que ves, a los pies de la Virgen, representa al mundo entero y a cada alma en particular. Los rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden."

Con estas palabras la Virgen se dió a conocer, como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo. En este momento se apareció una forma ovalada alrededor de la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación.


"Oh María sin pecado concebida
ruega por nosotros
que recurrimos a ti"

Catalina oyó de nuevo la voz en su interior:

"Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza".



LA MEDALLA MILAGROSA

La medalla lleva en su reverso una inicial y unos símbolos que nos introducen en el secreto de María.

* La letra "M" está coronada con una cruz

* La letra "M" es la inicial de María, la Cruz es la Cruz de Cristo. Los dos signos enlazados muestran la relación indisoluble que existe entre Cristo y su Madre Santísima. María está asociada, a la misión de Salvación de la humanidad por su Hijo Jesús y participa con su compasión en el mismo sacrificio redentor de Cristo.

* Abajo, dos corazones, uno rodeado de una corona de espinas, el otro traspasado por una espada.

*El corazón coronado de espinas es el Corazón de Jesús. Recuerda el cruel episodio de la Pasión de Cristo, relatado en los evangelios, antes del que se le diese muerte. Significa su Pasión de amor por los hombres.

*El corazón traspasado con una espada es el Corazón de María, su Madre. Significa el amor de Cristo que mora en María y su amor por nosotros. Para nuestra Salvación, acepta el sacrificio de su propio Hijo.
Los dos corazones juntos expresan que la vida de María es vida de intimidad con Jesús.

* Doce estrellas grabadas alrededor de la medalla. Corresponden a los doce apóstoles y representan a la Iglesia. Ser de la Iglesia, es amar a Cristo y participar en su pasión por la Salvación del mundo. Todo bautizado está invitado a asociarse a la misión de Cristo uniendo su corazón a los Corazones de Jesús y de María.


La medalla es una llamamiento a la conciencia de cada uno, para que escoja, como Cristo y María, la vía del amor hasta la entrega total de sí mismo.

Esta es la Historia de la Milagrosa y de su medalla. Desde entonces, el día de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, se celebra todos los 27 de Noviembre y es un festejo que proviene directamente de la Santísima Virgen María, madre de Dios y madre nuestra.