BENDICIÓN DE LAS CASAS EN TIEMPO PASCUAL
El Tiempo de Pascua, es el tiempo propicio de la bendición de las casas, con el agua bendecida en la Vigilia Pascual.
La bendición comienza con la siguiente exhortación: "La paz del Señor a esta casa y a todos los aquí presentes", según el mandato evangélico de saludar, deseando la paz.
Si el que bendice no es sacerdote, ni diácono puede realizarse de la siguiente manera. Especialmente está pensado para que lo haga el cabeza de familia:
MINISTRO: (haciendo la señal de la cruz). Nos ponemos en la presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
TODOS: Amén.
MINISTRO: Que nuestro Señor Jesucristo, nos conceda por su Espíritu, la Gracia de compartir junto a Él, la bendición de esta casa.
TODOS: Amén.
MINISTRO: (Dispone a los presentes para la celebración con estas palabras u otras semejantes). Queridos hermanos, dirijamos nuestra ferviente oración a Cristo, que quiso nacer de la Virgen María y habitó entre nosotros, para que se digne entrar en esta casa y bendecirla con su presencia. Cristo, el Señor, está aquí, en medio de ustedes, fomente su caridad fraterna, partícipe en sus alegrías y los consuele en las tristezas. Y ustedes, guiados por las enseñanzas y ejemplos de Cristo, procuren, ante todo, que esta casa que hoy bendecimos, sea hogar de caridad, desde donde se difunda ampliamente la fragancia de Cristo
MINISTRO: Escuchemos ahora las palabras del Evangelio según San Lucas (LC 19,1-9):
"En aquel tiempo, Jesús fue a la ciudad de Jericó y caminaba por las calles. Había allí, un hombre llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos y hombre muy rico. Sentía mucha curiosidad por ver a Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de baja estatura.
De esta manera se hace memoria, entre otras cosas, del paso del ángel en Egipto y del señalar las jambas de las puertas con la sangre del cordero pascual.
La bendición comienza con la siguiente exhortación: "La paz del Señor a esta casa y a todos los aquí presentes", según el mandato evangélico de saludar, deseando la paz.
Si el que bendice no es sacerdote, ni diácono puede realizarse de la siguiente manera. Especialmente está pensado para que lo haga el cabeza de familia:
MINISTRO: (haciendo la señal de la cruz). Nos ponemos en la presencia del Señor, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
TODOS: Amén.
MINISTRO: Que nuestro Señor Jesucristo, nos conceda por su Espíritu, la Gracia de compartir junto a Él, la bendición de esta casa.
TODOS: Amén.
MINISTRO: (Dispone a los presentes para la celebración con estas palabras u otras semejantes). Queridos hermanos, dirijamos nuestra ferviente oración a Cristo, que quiso nacer de la Virgen María y habitó entre nosotros, para que se digne entrar en esta casa y bendecirla con su presencia. Cristo, el Señor, está aquí, en medio de ustedes, fomente su caridad fraterna, partícipe en sus alegrías y los consuele en las tristezas. Y ustedes, guiados por las enseñanzas y ejemplos de Cristo, procuren, ante todo, que esta casa que hoy bendecimos, sea hogar de caridad, desde donde se difunda ampliamente la fragancia de Cristo
MINISTRO: Escuchemos ahora las palabras del Evangelio según San Lucas (LC 19,1-9):
"En aquel tiempo, Jesús fue a la ciudad de Jericó y caminaba por las calles. Había allí, un hombre llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos y hombre muy rico. Sentía mucha curiosidad por ver a Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de baja estatura.
Se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verle, pues iba a pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: "Zaqueo, baja pronto porque conviene que hoy me quede yo en tu casa". Se apresuró a bajar, y lo recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: "Ha ido a hospedarse a la casa de un hombre pecador". Zaqueo, puesto en pie dijo al Señor: "Daré la mitad de mis bienes a los pobres, y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple". Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham".
SALMO:
"EL SEÑOR NOS CONSTRUYA LA CASA"
"EL SEÑOR NOS CONSTRUYA LA CASA"
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los guardianes.
Es inútil que madruguen,
que velen hasta muy tarde,
comiendo el pan de sus fatigas.
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa, el fruto del vientre:
Como flechas en las manos del guerrero,
así son los hijos de la junventud.
PLEGARIA COMÚN
Se pueden agregar por parte de los dueños de la casa sus intenciones personales al final.
"Quédate con nosotros, Señor".
. Señor Jesucristo, que con María y José santificaste la vida doméstica, ven a vivir con nosotros en esta casa para que te reconocamos como huésped y te honremos como cabeza. Oremos...
. Tú, por quien esta casa cobra sentido, y se va levantando hasta formar un templo consagrado, haz que los habitantes de este casa se vayan integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu. Oremos...
. Tú, que ensañeste a tus fieles a edificar su casa sobre piedra firme, haz que la vida de esta familia se apoye firmemente en tu Palabra y, evitando toda división, te sirva con generosidad y de todo corazón. Oremos...
. Tú, que careciendo de morada propia, aceptaste con el gozo de la pobreza la hospitalidad de los amigos, haz que todos los que buscan vivienda encuentren, con nuestra ayuda, una casa digna de este nombre. Oremos ...
. Tú, que siendo Dios te hiciste servidor de los hombres, ayuda a esta familia para que en ella reine la armonía y la paz que solo Tú puedes regalarnos. Oremos...
ORACIÓN DE BENDICIÓN
MINISTRO: (Explica que va a pedir la bendición sobre el agua).
Con las manos juntas:
"Asiste Señor a estos servidores tuyos, que al ofrecerte hoy su vivienda, imploran humildemente tu bendición, para que, mientras vivan en ella, sientan tu presencia protectora; cuando salgan, gocen de tu compañía; cuando regresen, experimenten la alegría de tenerte como huésped, hasta que lleguen felizmente a la estancia preparada para ellos, en la casa de tu Padre. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.
MINISTRO: (Mientras rocía las habitaciones de la casa con el agua bendita), dice: Bendice Señor esta casa y a los que en ella habitan, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
TODOS: Amén.
ORACIÓN FINAL
MINISTRO: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa". Dios ha venido hoy a nuestra casa, y quiere quedarse. Vamos a dar gracias a Dios por ser una familia cristiana. Recemos como el mismo Señor nos enseñó:
TODOS: Padre nuestro... (Se reza el Padre Nuestro)
MINISTRO: Y vamos a saludar también a nuestra Madre, la Virgen María, la Madre que Jesucristo nos regaló, para que ella también habite en nuestra casa y los proteja bajo su manto.
TODOS: Dios te salve, María... (Se reza Ave María)
MINISTRO: Te pedimos Señor, que esta familia viva siempre unida en la fe y en el amor, cumpliendo tus mandamientos y sirviendo a los hermanos. Y te pedimos que derrames sobre nosotros tu bendición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
TODOS: Amén.