jueves, 10 de marzo de 2016

LA VELACIÓN DE LA CRUZ






La velación de la cruz


                Desde las I Vísperas del V domingo de Cuaresma hasta la celebración del Viernes Santo la Iglesia permite cubrir las cruces con un velo. ¿Cuál es el origen de este rito?


                Hemos de remontarnos a la antigua disciplina penitencial de la cuaresma en sus orígenes para comprenderlo. Los penitentes públicos no podían quedarse en el templo mientras se celebraba la “misa de los fieles”, razón por la que debían salir al nártex o al atrio. El pecado impedía no solo poder acceder a la comunión sino también poder escuchar los misterios de la salvación hasta que fueran reconciliados de nuevo con Dios. La tradición de la Iglesia conservó esta disciplina ampliándola a todos los fieles, además de añadir la imposición de la ceniza, de modo que esta expulsión se prolongó a todos de manera simbólica. Se hacía así, además, referencia al castigo que nuestros primeros padres sufrieron a causa del pecado al ser apartados del Paraíso pues a nosotros se nos recordaba que la puerta de acceso al cielo en la carne redentora del Señor. De este modo, el ocultar a la vista de los fieles la imagen del Crucificado nos recuerda cómo el pecado impide la visión de nuestro Salvador. El desvelar la cruz en la celebración del Viernes Santo evoca que al ser atravesado el costado de nuestro Señor en la cruz el velo del Templo se rasgó (Mt 27,51) dejando acceso libre al santuario.


                El contemplar desde la V Semana de Cuaresma, antigua semana de Pasión, hasta el Viernes Santo la cruz velada debe ayudarnos a reconocer nuestros pecados y a lavarlos en el agua que brota del costado de Cristo y que se plasma en el sacramento de la confesión. 





Además, nos ayudará a fijarnos en cómo el Señor se fue preparando internamente a aceptar la voluntad del Padre para nuestra redención, según nos narrarán los evangelios y textos litúrgicos de los días que coinciden con la velación de la cruz.





SOLEMNE VELACIÓN DE LA SANTA CRUZ