sábado, 15 de diciembre de 2012

NAVIDAD - EL BELÉN

EL BELÉN





El Belén, o  Pesebre, es uno de los símbolos cristianos más conocidos durante las fechas Navideñas.  La representación del nacimiento de Cristo forma parte de una tradición de la Iglesia que se remonta a hace más de ocho siglos. Debe ser un estímulo para explicar con todo detalle el porqué y el cómo el Salvador del mundo se hizo hombre.


Al parecer el origen de los belenes se sitúa en plena Edad Media. Se cree que fue S. Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana, el iniciador de la representación del nacimiento entre los años 1200 y 1226. En la Navidad de 1223, estando en la ermita de Greccio, una fuerza divina lo impulsó a reproducir en vivo el misterio del nacimiento, para lo que pidió la autorización al Pontífice Honorio III.


Francisco, ayudado por un soldado llamado Juan de Grecio, comenzó los preparativos 15 días antes del 25 de diciembre. Eligió un lugar abierto donde pusieron un paño blanco, igual que sobre un altar y llevaron una gran cantidad de heno. Luego trasladaron un asno, un buey y gran cantidad de otros animales. Nueve días antes del 25 de diciembre convocó a todo el pueblo para celebrar una misa en presencia de la representación del Nacimiento.


El papa Honorio III concedió indulgencia a todos los que asistieron a la ceremonia y el heno que se ocupó para el pesebre, sirvió para sanar a las personas y a los animales.


La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano. De los seres vivos se pasó a la utilización de figuras de barro y demás materiales.


RITO DE BENDICIÓN DEL BELÉN NAVIDEÑO

Todos los presentes santiguándose, dicen:

En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

El padre de familia dice:

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales. En los cielos, en Cristo.

Todos responden:

Bendito sea el Señor por los siglos.


LECTURA

Uno de los presentes, lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:

Escuchad ahora, hermanos, las palabras del Santo Evangelio según san Lucas:

"En aquellos días José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Palabra del Señor".


ORACIÓN DE BENDICIÓN

Luego el padre de familia, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

"Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo, que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a la comunidad cristiana que está aquí presente, para que las imágenes de este Belén ayuden a profundizar en la fe a los adultos y a los niños. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos".

Todos responden:

Amén.

Al final, todos los presentes se santiguan diciendo:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


El Belén es de todos, aunque especialmente levante el deseo de los menores. Esas casitas de corcho, esos pastores de barro camino de la cueva, las simuladas montañitas al fondo de la superabundante flora, el río y el hilito de agua escurriéndose de una fuente, queda animado por el calor de los pequeños y voluntariamente buscado por los grandes. Es cierto,  que si los pequeños dejan en el Belén doméstico, su trabajo y su cariño, los mayores se rinden en simpatía con él.

El Belén, lleva inyectado algo de amor franciscano que se valora con el paso de los siglos. El Belén, puede ser, la sonrisita de Jesús para los que se reúnen en torno a él. Y siempre, nos tiene que transmitir, el testimonio del amor profundo que Jesús siente hacia cada uno de nosotros.