PENTECOSTÉS
SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
Pentecostés (08/06/14), es la celebración de la venida del Espíritu Santo, cincuenta días después del Domingo de Resurrección; esta fiesta pone fin al tiempo pascual. Dios nos envió su Espíritu sobre los Apóstoles para darles fuerza y ayudarlos a transmitir su mensaje.
El símbolo del Espíritu Santo es la Paloma, Lenguas de fuego y el viento.
Los sacerdotes visten de rojo, símbolo de la presencia del Espíritu Santo.
Durante Pentecostés se celebra el descenso del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad.
¿CUÁNDO EMPEZÓ LA CONFIRMACIÓN?
Cincuenta días después de que Cristo murió y resucitó, estaban reunidos los once apóstoles. Todos tenían mucho miedo. Entonces bajó sobre ellos el ESPÍRITU SANTO de Dios en forma de lenguas de fuego. En ese momento su debilidad y miedo se convirtieron en fuerzas sobrehumanas para ir a enseñar y a defender delante de todos, lo que Cristo les había enseñado. Este día se llamó PENTECOSTÉS.
A partir de este día los Apóstoles empezaron a transmitir la palabra y enseñanzas de Dios e imponían las manos a otros hombres para que recibieran el Espíritu Santo.
¿QUÉ ES LA CONFIRMACIÓN?
La confirmación es el sacramento en el que Dios te da el Espíritu Santo, y en el cual se perfecciona la gracia bautismal fortaleciéndonos en la fe, en el amor a Dios y al prójimo, y haciéndonos soldados y apóstoles de Cristo.
Nos da también audacia para cumplir el derecho y el deber, que tenemos por el bautismo de ser apóstoles de Jesús, para difundir la fe y el Evangelio, mediante la palabra y el buen ejemplo.
¿QUÉ PASA CUANDO RECIBIMOS EL ESPÍRITU SANTO?
*Crecen nuestras fuerzas espirituales. Igual que les pasó a los apóstoles, se hace más fuerte nuestra fe. Se nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo.
*Nos hacemos soldados de Cristo. Esto no significa que luchemos o matemos por Cristo. Jesús no nos enseñó la violencia. Ser soldado de Cristo significa que:
- Somos leales a Cristo nuestro Rey, enseñando sin miedo a todos que somos católicos, sin sentir jamás vergüenza de la cruz.
- Le defendemos cuando alguien habla mal de Él o de su religión.
- Le servimos, tratando de extender su reino de amor entre los hombres.
*Nos unimos más a Cristo y a la Iglesia. Porque por nuestra propia voluntad decidimos formar parte de ella.
¿CÓMO SE HACE LA CONFIRMACIÓN?
La confirmación debe hacerla el Señor Obispo o un delegado suo. Sólo en el caso de que haya peligro de muerte puede confirmar cualquier sacerdote.
El obispo unta el Santo Crisma en forma de cruz en la frente de la persona a confirmar. El Santo Crisma es un aceite especial que el Obispo bendice cada año en la misa del Jueves Santo.
Después el Obispo le impone la manos y le dice: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".
La cruz que se hace sobre la frente es un símbolo poderoso si se entiende de verdad :¿Vivo todos los días como si llevara una cruz de mi Rey Cristo marcada en la frente?
El beso de paz con el que concluye el rito del sacramento de la confirmación significa y manifiesta la comunión eclesial con el obispo y con todos los fieles.
¿QUÉ NOS EXIGE EL ESTAR CONFIRMADOS?
Al recibir la confirmación nos obligamos a:
*Tratar de tener buena cultura religiosa, para poder defender la fe contra sus enemigos.
*A que, cuando hables de tu religión católica, no te importe lo que opinan otros de ti. Tenemos que recordar siempre, que somos soldados valientes de Cristo.
*A hacer Apostolado, esto significa, a trabajar para ayudar a otras personas en sus necesidades humanas y a que conozcan a Cristo y todas sus enseñanzas.
*A tratar de Vivir en Gracia, esto es, vivir sin pecado en nuestra alma.
¿QUÉ SE NECESITA PARA PODER CONFIRMARSE?
Para confirmarse se necesita profesar la fe católica y estar bautizado. Todo bautizado puede y debe recibir el sacramento de la Confirmación.
Puesto que Bautismo, Confirmación y Eucaristía forman una unidad, de ahí se sigue que "los fieles tienen la obligación de recibir este sacramento en tiempo oportuno", porque sin la Confirmación y la Eucaristía, el sacramento del Bautismo es ciertamente válido y eficaz, pero la inciación cristiana queda incompleta.
*Estar en gracia, es decir, no tener pecado alguno. Conviene recurrir al sacramento de la Penitencia para ser purificado en atención al don del Espíritu Santo. Hay que prepararse con una oración más intensa para recibir con docilidad y disponibilidad la fuerza y las gracias del Espíritu Santo.
*Estar preparado para ser testigo de Cristo. La preparación para la Confirmación debe tener como meta conducir al cristiano a una unión más íntima con Cristo, a una familiaridad más vida con el Espíritu Santo, su acción, sus dones y sus llamadas, a fin de poder asumir mejor las responsabilidades apostólicas de la vida cristiana.
*Querer recibir el sacramento de la Confirmación.
*Para la Confirmación, como para el Bautismo, conviene que los candidatos busquen la ayuda espiritual de un padrino o de una madrina. El padrino debe ser un católico que viva como tal y que ya esté confirmado. Conviene que sea el mismo que para el Bautismo a fin de subrayar la unidad entre los dos sacramentos. Y el padrino debe hacer cuanto pueda para que su ahijado lleve una vida católica plena.
YA HEMOS RECIBIDO LA CONFIRMACIÓN
El sacramento de la Confirmación nos une más íntimamente a la Iglesia y nos enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras.
Recuerda que cuando se recibe el signo espiritual, el Espíritu de sabiduría e inteligencia, el Espíritu de consejo y de fortaleza, el Espíritu de conocimiento y de piedad, el Espíritu de temor santo, y guarda lo que has recibido. Dios Padre te ha marcado con su signo, Cristo Señor te ha confirmado, renovando tus compromisos bautismales y poniendo en tu corazón la prenda del Espíritu, como el día de Pentecostés lo hizo con sus discípulos.
Vivamos el día de Pentecostés como una gran fiesta, el día en la que nació la Iglesia, el día en el que el Espíritu Santo fue enviado a los Apósotoles, y el día en ele que renovamos nuestras vidas en espíritu y verdad.
UN SOLO CUERPO Y UN SOLO ESPÍRITU
UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE,
UN SOLO BAUTISMO,
UN SOLO DIOS Y PADRE DE TODOS,
QUE ESTÁ SOBRE TODOS, POR TODOS Y EN TODOS